La Samaritana

La tarde era un puñado de luz y de sudores,

el sol llegaba fuerte, y Jesús sintió sed.

El llegaba cansado de andar por los caminos,

y a una mujer del pueblo le pidió de beber.

Era samaritana y no sabía,

donde estaba el remedio para la sed.

Era samaritana y no sabía,

que Jesús es el camino hasta la fe.

Jesús le dijo a aquella que le negaba el agua,

si tú me conocieras no tendrías más sed.

Porque el tiempo se acerca en que toda la gente,

para calmar sus ansias beberán de mi ser.

Era samaritana y no sabía,

donde estaba el remedio para la sed.

Era samaritana y no sabía,

que Jesús es el camino hasta la fe.

Su vida estaba turbia y se estaba dando cuenta

que aquel con quien hablaba veía en su interior.

Se fue corriendo al puebo, y le dijo a sus vecinos:

En un hombre sediento encontré al salvador.